“Si lo puedes soñar, lo puedes lograr”, dijo una vez Walt Disney. La nicoleña Bárbara Filace está viviendo un sueño en un restaurante de Francia. Con tan solo 23 años, es la chef pastelera, es decir, la jefa de esa área, en el restorán Le Braque de la ciudad de Lille.
De la Redacción de El Norte
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La vida te sorprende cuando menos lo esperás. Fue así para Bárbara Filace, una joven nicoleña de 23 años que se encuentra viviendo en Francia desde agosto del año pasado. Estudió pastelería y comenzó con un emprendimiento personal de repostería. Tuvo experiencias laborales en nuestra ciudad, en heladerías y panaderías, pero luego le llegó una gran oportunidad.
Con solo 20 años, tomó la determinación de realizar unas pasantías en la alta cocina del país europeo mencionado. Con la llegada de la pandemia en el 2020, volvió a San Nicolás donde continuó trabajando en su proyecto personal, mientras seguía adquiriendo experiencias en comercios locales.
La chance de progresar no tardó en llegar y fue contratada por el restaurante Le Braque de Lille, una ciudad del norte de Francia. Persiguiendo sus sueños, dejó atrás toda una vida en nuestro distrito y se adaptó rápidamente, escalando hasta hoy poder ser chef pastelera de ese restorán, es decir, la jefa del área.
EL NORTE tomó contacto con Bárbara Filace, para conocer cómo es su nueva vida, sus aspiraciones y el trabajo que debió realizar para poder estar hoy posicionada como una de las mejores pasteleras, al menos, de esa zona de Francia.
“Luego de realizar las pasantías en Estrasburgo, me quedaron esas ganas de volver a trabajar acá. Por la pandemia, que retrasó todo, por un momento creí que no iba a ser posible, pero el año pasado me llamaron de Le Braque y no lo dudé ni un segundo. Siempre fue mi sueño trabajar en la alta cocina”, contó Filace a este diario.
Pero la ambición no termina ahí. “Tengo en mi mente poder recorrer más zonas de Francia y mi próximo objetivo es conocer el sur de este país. Afortunadamente no es difícil conseguir trabajo y viajar, hay muchas posibilidades. En función de eso, tal vez amplíe mis horizontes hacia otros países”, añade Filace.
Adaptación cultural
Adaptarse parece más difícil en estos casos. Pasar de vivir con la familia a estar completamente sola, en una ciudad nueva, en un país con otro idioma y, principalmente, teniendo que aprender sobre la costumbres y la cultura del lugar. Sin embargo, a la nicoleña pareció no haberle costado tanto.
“Por suerte no fue muy difícil adaptarme a todo lo nuevo. La cultura es similar a la nuestra en algunos aspectos y eso lo hizo más llevadero”, afirmó Filace, al tiempo que agregó que “lo más complicado fue con los productos. Por ejemplo, en el restaurante se usan muchos productos locales, muchos de ellos no están en la Argentina entonces trabajar con comida nueva fue todo un reto”.
“Acá no voy a usar mango o coco porque no hay, pero sí frutos rojos, manzana y ruibarbo que viene de África y nunca usé en Argentina. Pude utilizar recetas de allá adaptándola con los productos de acá como para que me sea más fácil. Por el lado del idioma, me costó más cuando hice las pasantías, luego de eso seguí estudiando y hoy ya me desenvuelvo mejor”, explicó la pastelera nicoleña.
También, otra de las cuestiones que hicieron que se pueda adaptar sin problemas fue su ambiente laboral. “En la cocina todos nos ayudamos, desde que llegué que me hicieron sentir cómoda y aprendo mucho de mis compañeros. Eso hizo que pueda dialogar más fluido, ya que acá solo se habla francés”, detalló Bárbara Filace.
Sin dulce de leche
La pastelera nicoleña, aquí en nuestra ciudad, siempre se caracterizó por la implementación perfecta del dulce de leche. Si pensamos en un postre, no podemos obviar su utilización: brownie, chocotorta, tarta tofi, un simple bizcochuelo, alfajores, entre otras tantas delicias.
No obstante, en Francia no hay dulce de leche, por lo que resulta difícil imaginarse los tipos de postres que son consumidos allá. Además de esto, Bárbara Filace contó que tampoco utilizan el chocolate para los postres, ya que buscan la distinción en Le Braque.
“Para mí es muy raro. Yo como algún postre, incluso de los que elaboro, y siempre digo que le falta dulce de leche. Pero acá están muy acostumbrados a las cremas, principalmente la pastelera, que en Argentina es muy usada también, el ganache y cosas así. Peor aún es que estoy trabajando en un restaurante donde no utilizan chocolate en los postres”, aseveró la nicoleña.
De inmediato, agrega que “eso también va muy en contra de mí porque amo el chocolate. Es una decisión del chef de querer separarse de lo tradicional. Acá se trabaja mucho la aciditez, solemos agregarles a los postres vinagre de manzana o frutilla y cosas así. Sinceramente, queda muy rico todo y no lo creía posible”.
En busca de la estrella
Una de las cuestiones que marca mucho la diferencia entre nuestro país y el europeo donde reside hoy Bárbara Filace es la modalidad de trabajo. “En la Argentina es todo más relajado, por el contrario, aquí el estrés forma parte del equipo de trabajo. Los franceses son muy dedicados, no les gustan los errores y siempre tiene que salir todo perfecto. Es lindo pero duro a la vez”, esbozó Filace.
Con relación a ello, la nicoleña contó que ahora están en busca de la estrella denominada Michelin. “Hoy el restaurante está en busca de su primera estrella, Michelin, que es un distintivo que le dan únicamente a los mejores restaurantes. Se puede tener hasta tres, así que es todo mucho más exigente pero hermoso a la vez, porque vivo aprendiendo y perfeccionándome”, concluyó la pastelera nicoleña.