Un policía y otro hombre fueron asesinados, mientras que otras tres personas, entre ellas una mujer policía, sufrieron heridas de diversa consideración tras ser atacados a balazos desde un vehículo cuando se encontraban en la puerta de un cantobar, en el noroeste de la ciudad de Rosario.
Según informó La Capital, el brutal ataque ocurrió frente al “Club de Taquito”, un salón de Juan B. Justo al 8400, en el barrio Fisherton Norte, que durante el día funciona como un centro de deportes con una canchita de fútbol 5 en su parte trasera y que los fines de semana, desde hace algunos meses, abría por las noches como local bailable y cantobar.
En la fachada negra del lugar, los peritos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) contaron una veintena de marcas producidas por los tiros y de la escena se levantaron 38 vainas servidas de pistolas calibre 9 milímetros y otros 19 proyectiles de plomo deformados, lo que permite dimensionar lo bestial de la balacera.
Según indicaron fuentes oficiales al citado medio, todo ocurrió alrededor de las 5:15 del domingo cuando muchas personas estaban en la puerta del local debido al calor reinante en el interior del galpón, entre ellos el suboficial Ricardo Héctor Medini, de 40 años, quien cumplía servicios en el destacamento policial del barrio Rucci, y la inspectora retirada Silvana Graciela C., de 52 años, quien, al igual que su compañero, estaba de civil, pero con armas y supuestamente “cumpliendo un servicio privado de custodia”.
También estaban en la puerta del salón Sergio Adrián Jones, un hombre de 40 años que era primo del dueño del cantobar y trabajaba allí, un joven de 28, y el propietario propietario del negocio, de 58.
En esas circunstancias, según aseguran algunos testigos, apareció un vehículo por el lugar cuyos ocupantes, sin mediar palabras, atacaron a tiros el lugar con pistolas ametralladoras provocando un caos de gritos, corridas y sangre, tras lo cual el rodado con los sicarios huyó del lugar a toda velocidad.
De inmediato, un llamado al 911 alertó de las detonaciones de armas de fuego y una patrulla del Comando Radioeléctrico se dirigió al lugar y, cuando los agentes comprobaron lo ocurrido, fueron varios los móviles que rodearon el sitio para preservar la escena criminal, levantar rastros y pruebas, recabar testimonios de los pocos parroquianos que se quedaron a ver qué pasaba y buscar en el vecindario cámaras de videovigilancia públicas o privadas que puedan haber registrado los movimientos de lo sucedido a fin de poder esclarecer lo que pasó.
Detrás de los móviles llegaron las ambulancias del Sies y también se hicieron presentes el fiscal de Homicidios Dolosos en turno, Alejandro Ferlazzo, y el flamante ministro de Seguridad de la provincia, el comandante retirado de Gendarmería Nacional Claudio Brilloni.
Como consecuencia de la balacera, el suboficial Medini falleció y un médico del Sies comprobó que el efectivo había recibido dos balazos en la espalda y uno en el cráneo, mientras que además advirtieron que al policía le habían sustraído su pistola reglamentaria calibre 9 milímetros. Al respecto se sospecha que se la podrían haber robado en el desbande que hubo tras el ataque a tiros contra el local ya que los sicarios no bajaron de los vehículos.
En tanto, Jones, quien fue identificado por algunos presentes como sobrino del dueño del local donde ocurrió el atentado fue derivado en un auto particular al Policlínico General San Martín con una herida de arma de fuego en el tórax y falleció a poco de ingresar a pesar de los esfuerzos de los médicos de guardia.
Al mismo policlínico fue llevado el titular del negocio atacado, con una herida en el hombro derecho y, tras las curaciones recibidas, fue derivado al Hospital de Emergencias fuera de peligro aunque quedó internado en observación.
A este centro asistencial fue trasladado un joven que presentaba una herida de arma de fuego en el lado izquierdo del abdomen, una en la pierna derecha y dos en el muslo izquierdo por lo que fue intervenido quirúrgicamente y quedó internado en estado reservado.
Finalmente la inspectora retirada fue llevada en un auto particular a un sanatorio céntrico de la ciudad con una herida de bala en una pierna y fuera de peligro. La presencia de la mujer ya jubilada como policía y de Medini, ambos cumpliendo supuestamente con un servicio de custodia particular, obligó al fiscal Ferlazzo a convocar a participar de la investigación a la Agencia de Control Policial (ACP – la ex Asuntos Internos de la fuerza).